Este sábado hemos ido a ver la adaptación libérrima de la obra de teatro de Reginald Rose «Doce hombres sin piedad«, que también tuvo en el cine su adaptación «Twelve Angry Men» (1957) de Sidney Lumet. Esta adaptación que ha hecho el grupo Tejuelo Teatro (el nombre es muy significativo) de Salamanca con un trabajo impagable de su directora Marieta García Monedero que es todo un prodigio de intensidad y sapiencia. Este grupo amateur, integrado por trabajadores y trabajadoras de las bibliotecas municipales de Salamanca (de ahí la denominación del grupo), me retrotrajo a mi experiencia en La Ópera del Bandido de Bertold Brecht y Tábano, allá por 1984 porque los actores y el montaje tenían la frescura de todo lo hecho con gusto y por deseo. Esta obra DOCE es como decía una adaptación de «doce hombres sin piededad» a los tiempos acutales, porque el jurado en la actualidad sería imposible sin hombres y mujeres; y esto es lo que han hecho: dar vida y actualizar la trama de sobra conocida por todos. Además, el montaje ha sido en la sala Espacio Almargen, que como muy bien indica supone una sala de teatro alternativo en la que tienes a todo los actores y actrices tan cerca y tan próximos que observas cualquier pequeño matiz y todos los entresijos del montaje. Tal fue así que hasta por diez minutos se fue la luz y todo el público permaneció es sus asientos, cómplice de la escena, para que toda la magia del teatro creada continuase. Tan sólo dar mi más cálida enhorabuena a Marieta y a todos los que participaron en el grupo, aunque tenga que personalizarlo de una manera muy especial y cariñosa en Teresa, que lo borda.
Aportación de Marieta: ¡MUCHAS GRACIAS!
Tejuelo Teatro
“Tejuelo” es una palabra que suena constantemente en una biblioteca porque es esa pequeña etiqueta que se pone en el lomo del libro para que podamos localizarlo fácilmente. Pero la palabra “Tejuelo” va a adquirir un nuevo significado para las bibliotecas municipales de Salamanca, ya que es el nombre que sus bibliotecari@s han elegido para llamar a su propio grupo de teatro.
Hace ahora casi dos años, un grupo de trabajadoras y trabajadores de las bibliotecas municipales de Salamanca, decidimos plantearnos un nuevo reto, participar de una experiencia distinta, enfrentarnos a un mundo desconocido para la mayoría de nosotr@s pero que nos resultaba enormemente atractivo: el teatro. Sin demasiada reflexión ni grandes expectativas, pero sí con muchas ganas de aprender y disfrutar haciéndolo, nos lanzamos a esta aventura teatral.
Conscientes de nuestras carencias (salvo honrosas excepciones, éramos bastante novat@s) decidimos afrontar una primera etapa de formación actoral y, como teníamos la suerte de contar en la biblioteca con una persona con experiencia en la interpretación y en la dirección de escena, nos pusimos manos a la obra.
Durante un año de ensayos nocturnos (nuestro horario de trabajo finaliza a las 21’15 h.) empezamos a conocer algunos de los rudimentos del arte de la interpretación. Pasito a paso, lento y sin pausa (que es la mejor forma de avanzar), hemos ido buscando y probando, estudiando y jugando…
Tras esa primera etapa, nos propusimos buscar un texto para poner en escena. Ahora ha llegado el momento de enfrentarnos al público y nos hemos atrevido a poner en pie un texto que entraña no pocas dificultades para su puesta en escena, pero que nos pareció magnífico, no sólo por su gran calidad, si no porque su estructura coral nos exigía un trabajo conjunto que nos ha permitido aprender mucho.
Atrás quedaron los ensayos nocturnos, los miedos, los conflictos, las dudas… y también las risas, las complicidades y las satisfacciones… Aquí estamos: no nos juzguen sin pruebas ni nos piensen sin sueños. Los tenemos a manos llenas.
“Doce”
Versión libre de “Doce hombres sin piedad”, de Reginald Rose
Doce personajes encerrados en una habitación. Doce personas de muy diversa condición y procedencia, que tienen en sus manos la vida de un chaval de 18 años, deben decidir si es inocente o culpable.
A lo largo de casi dos horas, estos personajes van dejando entrever sus fortalezas y debilidades, sus prejuicios y pasiones, y los motivos que les llevan a juzgar los hechos de una manera o de otra. Son sus propias personalidades las que están siendo analizadas y juzgadas, pues constituyen el triste reflejo de una sociedad que, en demasiadas ocasiones, se deja guiar por las apariencias.
Una navaja fue el arma del crimen que se está juzgando. La palabra es el arma del que disponen estas doce personas para inclinar la balanza a un lado o a otro.
Casi todo el mundo conoce la película “Doce hombres sin piedad” rodada por Sidney Lumet en 1.957 y protagonizada por Henry Fonda. Y también está en el recuerdo de mucha gente la estupenda versión que en España dirigió Gustavo Perez Puig para un “Estudio 1” de Televisión Española y que reunió a los mejores actores del momento.
Aunque el texto es claramente teatral (unidad de tiempo, espacio y acción) ambos directores contaron con la complicidad de la cámara de cine para dirigir a su antojo la mirada del espectador. Nosotr@s hemos afrontado el reto de poner la obra en el escenario sin la ayuda de esa cámara de cine: los doce personajes están constantemente en escena y no tienen más apoyo que la propia situación dramática a la que se enfrentan.
Pero ese no fue el único problema. Nos encontramos también con la dificultad de adaptar el texto a las características del grupo: no éramos “doce hombres” sino ocho mujeres y cuatro hombres y de edades distintas a las propuestas por el autor. Estos factores influyen enormemente en el comportamiento de los personajes, en sus relaciones, en sus opiniones y, naturalmente, en su manera de afrontar los conflictos que se plantean en la obra. Por eso nuestro primer reto fue la construcción de unos personajes que, adaptándose a las características de los actores y actrices, no distorsionaran su cometido esencial dentro de la trama.
Después de mucho trabajo de mesa y de muchas improvisaciones, fuimos encontrando a estos doce personajes, con sus diferentes personalidades, intereses, deseos, conflictos internos, etc., y, poco a poco, fuimos haciendo la adaptación del texto a la vez que comenzábamos a ponerlo en pie.
Hemos buscado también acercarnos a la realidad actual imaginando cómo sería hoy una deliberación de un jurado popular; qué tipo de relaciones se establecerían; qué referencias tendrían; cómo afrontarían las discusiones o cómo resolverían los conflictos. Y, como producto de este acercamiento a la actualidad, hemos introducido también algunas notas de humor que aportan un aire fresco y rompen, en cierto modo, con ese recuerdo trágico y asfixiante que tenemos de la película.
Hemos diseccionado el texto frase a frase, para intentar ir más allá de las meras palabras, para intentar impregnar a nuestros personajes de eso que en teatro se llama “sentido de la verdad” y que es lo más difícil de conseguir. No sabemos si lo habremos logrado, pero una cosa sí sabemos: hemos puesto toda nuestra pasión en ello.
Ficha técnica y artística
Reparto:
Jurado 1: Cristina de las Heras
Jurado 2: Conchi Franco
Jurado 3: F. Carmelo Martín
Jurado 4: Rosa Rodríguez
Jurado 5: Javier Castro
Jurado 6: F. Javier Diego
Jurado 7: José Mª Pineda
Jurado 8: Mari Ángeles Alonso
Jurado 9: Rosa G. Valdespino
Jurado10: Mª Teresa Abreu
Jurado 11: Isabel Jovellar
Jurado 12: Sara Marcos
Ujier: Carlos Paniagua
Voz en off: Carmen Castrillo
Autor: Reginald Rose
Adaptación: Marieta Monedero
Diseño de iluminación: Agustín Martín
Iluminación y sonido: AGM
Diseño del cartel: Sara Marcos
Video: Ángel Gómez
Escenografía y vestuario: Tejuelo Teatro
Dirección: Marieta Monedero