Publicada 25 de febrer0 2008.
«Ofelia muerta» (1852), de John Everett MILLAIS, es uno de los fundadores de la Hermandad Prerrafaelita. Fue considerado por algunos críticos como el sucesor de Turner. La obra está inspirada en el personaje de Shakespeare.
Ofelia muerta, 1851-1852, de John Everett Millais (1829-1896)
«Millais deseaba con todas sus fuerzas realizar este tema inspirado en la literatura de Shakespeare. El asunto de una joven ahogada no era muy habitual en los cuadros de aquellos tiempos, lo que brindaba al artista nuevas posibilidades de experimentar lo relacionado con la ausencia de gracia y equilibrio. Ofelia fue víctima del desequilibrio existencial de su prometido, Hamlet. El asesinato involuntario de su padre la llevará a la deseperación, a lo que debemos añadir el rechazo de su propio prometido, causas de su más que probable suicidio, ya que su cuerpo aparecerá flotando en el río rodeada de las flores que había ido a recoger. Para la joven ahogada posó como modelo Elizabeth Siddal, bella muchacha que trabajaba en una sombrerería como dependienta y que se convirtió en la modelo favorita de los pintores de la Hermandad, casándose posteriormente con Rossetti. Lizzy no posó en unas condiciones muy agradables ya que tuvo que estar durante numerosas horas sumergida en un baño de agua tibia. La postura de Lizzy es una importante novedad en esta obra al igual que la facilidad de Millais para mostrar de manera tremendamente realista los setos y las flores de las charcas inglesas, mostrando también adecuadamente el color del agua encharcada. El resultado es una obra cargada de poesía, en la que encontramos el naturalismo solicitado por los prerrafaelitas, alejándose de las tendencias académicas del arte oficial tanto en los estilos como en los temas.»
Ofelia fue fruto de inspiración también para la filosofía y la poesía. Os dejo un bello poema de Arthur Rimbaud.
OFELIA
I
En las aguas profundas que acunan las estrellas,
blanca y cándida, Ofelia flota como un gran lirio,
flota tan lentamente, recostada en sus velos…
cuando tocan a muerte en el bosque lejano.
Hace ya miles de años que la pálida Ofelia
pasa, fantasma blanco por el gran río negro;
más de mil años ya que su suave locura
murmura su tonada en el aire nocturno.
El viento, cual corola, sus senos acaricia
y despliega, acunado, su velamen azul;
los sauces temblorosos lloran contra sus hombros
y por su frente en sueños, la espadaña se pliega.
Los rizados nenúfares suspiran a su lado,
mientras ella despierta, en el dormido aliso,
un nido del que surge un mínimo temblor…
y un canto, en oros, cae del cielo misterioso.
II
¡Oh tristísima Ofelia, bella como la nieve,
muerta cuando eras niña, llevada por el río!
Y es que los fríos vientos que caen de Noruega
te habían susurrado la adusta libertad.
Y es que un arcano soplo, al blandir tu melena,
en tu mente traspuesta metió voces extrañas;
y es que tu corazón escuchaba el lamento
de la Naturaleza –son de árboles y noches.
Y es que la voz del mar, como inmenso jadeo
rompió tu corazón manso y tierno de niña;
y es que un día de abril, un bello infante pálido,
un loco miserioso, a tus pies se sentó.
Cielo, Amor, Libertad: ¡qué sueño, oh pobre Loca! .
Te fundías en él como nieve en el fuego;
tus visiones, enormes, ahogaban tu palabra.
–Y el terrible Infinito espantó tu ojo azul.
III
Y el poeta nos dice que en la noche estrellada
vienes a recoger las flores que cortaste ,
y que ha visto en el agua, recostada en sus velos,
a la cándida Ofelia flotar, como un gran lis.